El dictador nicaragüense Daniel Ortega llamó a la unidad de todos los ciudadanos el pasado sábado en el acto del 46 aniversario del Ministerio del Interior.
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Ortega calificó la unidad de toda la población como esencial para la implementación de las políticas sociales del régimen sandinista.
«Unidad en todos los barrios, cohesión en todas las regiones, municipios, toda la nación nicaragüense. Seguir construyendo más casas, para que la población rural siga produciendo alimentos y para que aumente, para que tengamos la oportunidad de seguir construyendo hospitales, escuelas», dijo el dirigente.
Según Ortega, al lograr esta unidad avanzamos hacia el objetivo de erradicar la pobreza extrema, logrando que al crear divisiones entre las familias se destruyan este tipo de proyectos.
Las declaraciones de Ortega se producen en el contexto de una purga en el partido gobernante, donde Rosario Murillo es acusada de contrarrestar la influencia o expulsar de la estructura del poder a los llamados «sandinistas históricos», siendo uno de los casos más significativos el del comandante de la revolución sandinista, Bayardo Arce, quien se encuentra preso en las cárceles de Ortega y Murillo.
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Justificar los privilegios otorgados a China
Ortega aprovechó su discurso para justificar los privilegios que su régimen ha otorgado a China, en particular la nueva ley de Zonas Económicas Especiales, que incluye exenciones fiscales entre los beneficios que obtienen los chinos.
«El mundo está cambiando. Se está creando un mundo nuevo con países que luchan por la paz, el bienestar humano. Y en ese ámbito está la República Popular China (..) hoy es la primera potencia comercial del mundo. Está en Asia, África, América Latina, y lógicamente está en Nicaragua. Y vemos como es una relación incondicional, una relación respetuosa», enfatizó Ortega.
El dictador alardeó de algunos de los supuestos «frutos» de las relaciones con China, destacando los programas de vivienda y transporte.