El Papa León XIV expresó preocupación por la tensión entre Venezuela y Estados Unidos, países a los que pidió diálogo este martes 4 de noviembre.
Afuera de su residencia oficial en Castel Gandolfo, el Papa respondió a las preguntas de los periodistas sobre el despliegue de fuerzas aéreas en el Caribe frente a las costas de Venezuela, así como los ataques a embarcaciones que han matado a más de 60 personas desde el 2 de septiembre del año pasado.
«Tenemos que buscar el diálogo, buscar una manera honesta de encontrar soluciones a los problemas que puedan existir en el país», dijo el obispo de Roma sobre el conflicto entre los dos países. Mientras Caracas denuncia que la Casa Blanca busca un «cambio de régimen» con la presencia de buques de guerra, más de 4.000 soldados y aviones de combate F-35, Washington dice que está luchando contra el narcotráfico en aguas internacionales.
Sin embargo, León XIV dijo que la violencia no era el camino a seguir, dadas las diferencias entre los dos países que se han agravado desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
«Creo que no ganaremos con la violencia», añadió el pontífice, quien afirmó que el escenario en el Caribe era como revivir un capítulo de la «Guerra Fría», término utilizado para describir los enfrentamientos en terceros países entre Estados Unidos y la extinta Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial.
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El conflicto en Gaza y la prohibición de emigrar
El Papa habló también del conflicto en Gaza y advirtió de que el alto el fuego entre Israel y Hamás era «muy frágil», aunque pidió una paz duradera en Oriente Medio, tras criticar al Gobierno israelí por «a veces dice unas cosas pero hace otras».
Los periodistas también le preguntaron sobre la prohibición impuesta por las autoridades estadounidenses en Chicago, su ciudad natal, de permitir a los sacerdotes ofrecer la comunión a los inmigrantes detenidos.
«Muchas personas que han vivido durante años y años sin causar ningún problema están profundamente afectadas por lo que está sucediendo ahora», dijo León, añadiendo que «sin duda pediría a las autoridades que permitan a los agentes pastorales hacerse cargo de las necesidades de estas personas. Muchas veces han estado separados de sus familias durante mucho tiempo, nadie sabe lo que está pasando… pero sus necesidades espirituales deben ser respetadas».