el presidente de los estados unidos, donald triunfoha dicho a su equipo de asesores que está listo para entablar conversaciones directas con el dictador venezolano Nicolás Maduro en medio de tensiones intensificadas por los recientes llamados de Washington contra el régimen de Caracas. La apertura de este diálogo se produce apenas un día después de que el Departamento de Estado clasificara a Maduro como líder de una organización terrorista, lo que marca un cambio hacia conversaciones en lugar de una escalada inmediata de acciones militares terrestres o con misiles.
Contexto de las operaciones militares
Como parte de la iniciativa estadounidense «Operación Lanza del Sur» para interceptar el tráfico de drogas en el Caribe, la Armada y la Fuerza Aérea han lanzado al menos 21 ataques con misiles contra barcos que se cree que transportan drogas. Estas explosiones provocaron la muerte de 83 personas, según datos oficiales.
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La operación, encabezada por el general Dan Cain, tiene una base de hasta 10.000 soldados en Puerto Rico, donde el comando visitó instalaciones clave el lunes. Aunque el objetivo declarado es frenar el flujo de drogas, fuentes internas revelan que el plan subyacente busca presionar un cambio de gobierno en Venezuela, sin descartar opciones más agresivas.
El lunes, la administración Trump amplió las medidas al designar a un presunto cártel venezolano con vínculos con el régimen como «Organización Terrorista Extranjera», abriendo la puerta legal a la intervención armada en aguas y territorios cercanos. Un portavoz de la Casa Blanca subrayó que la acción encubierta no pretendía eliminar directamente a Maduro, sino «detener el narcotráfico», aunque reconoció que su salida no provocaría ningún arrepentimiento en Washington.
Antecedentes y posibles concesiones
Venezuela tiene una larga historia de confrontación con Estados Unidos, forjada en alianzas con Cuba, que ayudó a consolidar el gobierno de Maduro desde 2013, Irán, China y Rusia. En 2020, durante el primer mandato de Trump, el Departamento de Justicia acusó a Maduro de dirigir el «Cártel del Sol», una red de narcotráfico que él llama una invención estadounidense. Esos vínculos se remontan al menos a 2007 y complican cualquier presión: ex funcionarios advierten que Maduro podría enfrentar represalias fatales de sus aliados en Cuba si cede a las demandas de Washington.
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En la agenda de la invitación, aún sin fecha, los diplomáticos esperan que Maduro ofrezca promesas como renovar las elecciones en tres años, acceso a las reservas de petróleo y el fin de los envíos de crudo a Moscú. Sin embargo, su historial de incumplimiento suscita escepticismo. Anteriormente, Trump nombró al ex director de inteligencia Rick Grenell como emisario informal, lo que llevó a Maduro a insinuar que proporcionaría recursos a Venezuela para evitar enfrentamientos con Estados Unidos, según informes de octubre. Sin embargo, su renuencia a dejar la fuerza bloquea el progreso.
Dinámica interna y perspectivas
Dentro del equipo de Trump, el secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional, Marco Rubio, ha sido señalado por los críticos como un impulsor del fortalecimiento militar, aunque el propio presidente está emergiendo como el principal halcón, apoyado por el subjefe de gabinete Stephen Mueller. En 2019, Rubio convenció a Trump de evitar una invasión por falta de recursos regionales; Hoy en día, con capacidades ampliadas, las operaciones mantienen la flexibilidad en la toma de decisiones presidenciales.
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Asesores cercanos dicen que es probable un resultado negociado, en línea con el legado de Trump de luchar contra el tráfico ilegal de drogas en Estados Unidos. «Por el momento nadie tiene previsto irrumpir para capturarlo o eliminarlo», explicó el alto funcionario, aunque remarcó el compromiso de destruir las rutas marítimas de la droga. En «todas las posibilidades», el intercambio Trump-Maduro podría redefinir la estrategia de «diplomacia de cañón» hacia América Latina, priorizando el diálogo táctico sobre la confrontación abierta.